La paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos muy dulces
Es muy interesante primeramente que conozcamos el origen de la palabra para podernos introducir en este tema tan interesante. La Paciencia viene de la raíz latina pati que significa sufrir. De hecho el participio patiens se introdujo al castellano como paciente (en los hospitales) o “el que sufre.” Así la palabra misma nos recuerda que la paciencia implica sufrimiento, si bien ese sufrimiento se acepta con dignidad esperando una recompensa mayor que vendrá, ya sea con el simple paso del tiempo, con la perseverancia, o con la actividad correcta en los momentos correctos.
La paciencia no es totalmente pasividad ante el sufrimiento, no reaccionar o un simple aguantarse: es a nuestro parecer, la fortaleza que debemos tener para aceptar con serenidad el dolor, pruebas, las adversidades que la vida pone día a día a nuestra disposición para el continuo progreso y desarrollo interno.
Es cosa de observar a cada instante lo que esta pasando a nuestro alrededor, la forma y manera que llevamos la vida, corremos de una lado a otro a pasos agigantados con fines de supervivencia, de cumplir con nuestras metas, a como de lugar, cueste lo que cueste, a pesar de que eso vulnere nuestra conciencia, vivimos en un mundo en donde todo gira, y no respiramos en ningún momento para reflexionar y decir que es lo que queremos realmente, que es lo que necesitamos, que está realmente correcto e incorrecto…
En ocasiones la prisa nos impide disfrutar del presente, de los momentos más significativos que podemos llegar a tener y que voluntariamente por ciertas circunstancias externas los dejamos pasar o arruinamos. El disfrutar de cada instante sólo es posible con unas dosis de paciencia, virtud que somos capaces de desarrollar y que nos permitirá vivir sin prisas. La paciencia nos permite ver con claridad y exactitud el origen de los problemas y la mejor manera para poder solucionarlos.
La paciencia es una virtud por la que podemos soportar con ánimo sereno los males y los avatares que se llegan a presentar en la vida, ya que no podemos decir que estamos exento de estos, al contrario a cada momento tenemos la capacidad de escoger y cada elección determinara la dirección de nuestras vidas, ahora bien depende de cómo lo escojamos, de que tan reflexivos seamos para la elección correcta y el contener aunque sea una pisca de paciencia nos llevará a no perder la serenidad del alma y abandonar bienes que nos han de llevar a conseguir otros mayores.
La paciencia no es totalmente pasividad ante el sufrimiento, no reaccionar o un simple aguantarse: es a nuestro parecer, la fortaleza que debemos tener para aceptar con serenidad el dolor, pruebas, las adversidades que la vida pone día a día a nuestra disposición para el continuo progreso y desarrollo interno.
Es cosa de observar a cada instante lo que esta pasando a nuestro alrededor, la forma y manera que llevamos la vida, corremos de una lado a otro a pasos agigantados con fines de supervivencia, de cumplir con nuestras metas, a como de lugar, cueste lo que cueste, a pesar de que eso vulnere nuestra conciencia, vivimos en un mundo en donde todo gira, y no respiramos en ningún momento para reflexionar y decir que es lo que queremos realmente, que es lo que necesitamos, que está realmente correcto e incorrecto…
En ocasiones la prisa nos impide disfrutar del presente, de los momentos más significativos que podemos llegar a tener y que voluntariamente por ciertas circunstancias externas los dejamos pasar o arruinamos. El disfrutar de cada instante sólo es posible con unas dosis de paciencia, virtud que somos capaces de desarrollar y que nos permitirá vivir sin prisas. La paciencia nos permite ver con claridad y exactitud el origen de los problemas y la mejor manera para poder solucionarlos.
La paciencia es una virtud por la que podemos soportar con ánimo sereno los males y los avatares que se llegan a presentar en la vida, ya que no podemos decir que estamos exento de estos, al contrario a cada momento tenemos la capacidad de escoger y cada elección determinara la dirección de nuestras vidas, ahora bien depende de cómo lo escojamos, de que tan reflexivos seamos para la elección correcta y el contener aunque sea una pisca de paciencia nos llevará a no perder la serenidad del alma y abandonar bienes que nos han de llevar a conseguir otros mayores.
1 comentario:
¿paciencia? !Vale, tio ¡ Pues allá voy: Señor, dame paciencia. Dios mio, solo dame paciencia. Señor dame paciencia... !!! PERO DAMELA YAAAA ¡¡¡
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